GÓMEZ PALACIO, Durango.-El mensaje corre rápidamente y llega a los indicados: cientos de migrantes de diversas nacionalidades se van sumando a la larga lista de personas que buscan alcanzar sus sueños a través de la migración indocumentada.

Llegar a la frontera y entregarse ante las autoridades migratorias estadounidenses es la principal consigna de quienes pretenden migrar a los Estados Unidos de Norteamérica.

El flujo migratorio que utiliza México como vía de paso, en su gran mayoría transita en situación irregular, y una gran cantidad de ellos son detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos, sin olvidar lo que son “rescatados” por el Instituto Nacional de Migración, (INM).

 

En lo que val año fiscal 2024, El Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos a detenido y deportado a un millón 520 mil 502 personas, y donde países como México, Honduras, Guatemala, El Salvador son los que más migrantes han expulsado.

México                445,292

Honduras           100,378

Guatemala        157,399

El Salvador          36,925

Otros                780,508

 Juliana, migrante de Colombia quien viaja acompañada de sus dos hijos y su esposo han hecho una parada en la ciudad de Gómez Palacio, Durango para tomar un respiro y reevaluar la situación. Ella, al igual que su familia han sido víctimas del abuso, extorsión de las autoridades mexicanas y blanco de la discriminación por parte de la ciudadanía.

 

“Estamos migrando debido a la violencia que hay en nuestro país; nos ha tocado muy duro”.

Juliana reconoció que le trato que ha recibido en México por parte de la población en general ha sido bueno, pero también ha sido víctima del racismo y discriminación.

“En México, el trato que hemos  recibido  ha sido bueno de muchas personas, pero  las autoridades migratorias y de la policía ha sido muy malo, pues desde Tapachula hasta San Pedro nos ha tocado caminar, pues no permiten que subamos a un transporte y mucha gente viene enferma, también viajan niños y personas que se han muerto en el camino por tanto caminar; a nosotros los colombianos, peruanos y ecuatorianos no nos dejan subir al transporte y, en cambio a los venezolanos los suben hasta Tuxtla Gutiérrez, Chiapas”, y agregó, “hay full discriminación sobre todo por parte de la gente de la Ciudad de México”.

Ella al igual que su familia viajaron en el lomo de la bestia, llamada así al tren de carga que han utilizado por los migrantes para transportarse a la frontera de México con Estados Unidos.

“Estamos migrando debido a la violencia que hay en nuestro país; nos ha tocado muy duro”.

Preguntada Juliana si su decisión de migrar va amparada a través de un trámite ante las autoridades del Servicio de Inmigración de los Estados Unidos, esta colombiana explicó que no y también aseguró que no utilizó la aplicación de la llamada CBP ONE debido a que es incierta la fecha en que podrían programarle una cita y que lo más probable para intentar llegar a la frontera era hacerlo así, sin ningún trámite.

Dioner Romero, de Venezuela es parte del grupo de migrantes que han encontrado un refugio temporal entre las calles de la ciudad de Gómez Palacio.

 

“Yo migro porque quiero tener una mejor oportunidad para mí y mi familia”, explicó.

Dioner narró su viaje a través de la Selva del Darién, una extensión de poco más de 96 kilómetros entre Colombia y Panamá y que ha sido utilizada por muchos transmigrantes como parte de la ruta migratoria.

“Los días han sido difíciles, allá en el Darién me tocó ver muchas cosas malas, indígenas, niños muertos, mujeres violadas, asaltos y pandillas”.

Dioner dijo que en su natal Venezuela no había opciones, su trabajo en la construcción apenas alcanzaba los 120 dólares mensuales.

Karla, de Guatemala y quien pidió cambiar su nombre por motivos de seguridad, ha sido maestra de primaria por 15 años. Ella utilizó el tran de carga que llega a esa ciudad como un medio de transporte.

 

“Ví cosas horribles y situaciones difíciles, al ir encima del tren”. Su salida de Guatemala fue debido a las constates extorsiones de la ella y su familia eran víctimas por parte de las pandillas.

“Legó un momento en que ya no podíamos pagarles y amenazaron de muerte a mi esposo y mis hijos si no les pagamos l oque pedían, por eso huimos y ahora gracias a la bondad de personas como encontró refugio entre una congregación religiosa que le abrió sus puertas a ella y dos hijos más.

Rosa María Orona, pastora de una congregación en esa ciudad aseguró que así como Karla, diariamente tocan las puertas de su iglesia decenas de personas buscando ayuda.

 

“Hemos visto como la mayoría de la gente ya no tiene amor por el próximo, también como han sido perseguidos, (los migrantes), y con lo poco que tenemos les hemos ayudado a que continúen su camino”.

Esta tarea no es solitaria, pues a su lado está su esposo Omar Gómez, también pastor de la Iglesia Cristiana Maranatha, y quien junto a su esposa realizan diversas actividades para poder ayudar a los extranjeros que buscan ayuda en esa iglesia.

“Los migrantes comenzaron al legar y pedir agua, ayuda y fue entonces que comprendimos que esta era una misión que Dios nos dio para brindar ayuda a ellos”.

Ambos, Omar y Rosa María brindan ayuda con lo poco que la feligresía coopera; “no ternemos recursos, hacemos lo que podemos y la congregación ayuda con algunas donaciones de agua, alimento y ropa”.

A esto se suma también la Segunda Visitaduría de la Comisión Estatal de Derechos Humanos basada en esa ciudad, y donde Sarah de los Santos, responsable de ella reconoce que es un trabajo muy arduo y se requiere de ayuda para poder atender a esta población flotante.

 

“Desde el momento que tenemos conocimiento de la llegada de estos grupos, acudimos a atenderlos, verificar su situación legal, así como constatar que las autoridades de migración, salud entre otras les brinden apoyo, alimento y atención médica en caso de ser necesario”.

De los Santos explicó además que, aunque ellos como organismo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos verifican de alguna posible violación a los derechos humanos de los migrantes, realmente son muy pocas las quejas que se levantan al respecto.

De acuerdo al Departamento de Estadística de la propia CEDHD, solo han sido siete las quejas promovidas por migrantes entre el 2023 y 2024 entre la Primera y Segunda Visitaduría.

Al respecto, Héctor Vela Valenzuela, secretario general de gobierno del estado de Durango, declaró a este medio informativo que, “sabemos de la desafortunada circunstancia de que cientos de migrantes se confinan en la ciudad de Gómez Palacio, tomando en cuenta que antes se confinaban en los patios del ferrocarril  de Ferromex de Torreón Coahuila, pero al haber cercado y protegido los patios  hoy se quedan en el área abierta de los siete kilómetro que tiene de vía Gómez Palacio  y no tenemos denuncias concretas que haya habido abusos  pero si lamentamos muchísimo que existan  familias, incluso niños en condiciones de vulnerabilidad, lo que estamos pidiendo es la intervención de la autoridad migratoria que son los  facultados para proceder ante este problema”.

 

Conforme al reporte mensual emitido por la Unidad de Política Migratoria del Gobierno de México, en el primer cuatrimestre de este 2024, han sido 10 mil 427 los extranjeros presentados y devueltos a su país de origen.

 

 

Por Luis Ángel Galvpan Peimberth

@enlacemagazine

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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