SAN SALVADOR, El Salvador.-Los hechos ocurridos el pasado 27de marzo en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde murieron al menos 40 migrantes víctimas de un incendio provocado al interior de la Estación Migratoria en esa ciudad, así como las muertes ocurridas por asfixia en un vagón del tren en Uvalde Texas, prendieron el foco de alarma  para que organizaciones de la sociedad civil, académicos y religiosos unieran esfuerzos para debatir sobre la construcción de una agenda migratoria para trabajar de manera conjunta y evitar más muertes de migrantes así como evitar la violación de los derechos humanos de estas personas en su trayecto hacia la frontera norte.

Este esfuerzo se vio traducido en una cumbre migratoria internacional religiosa llevada a cabo el 27 y 28 de abril en la ciudad de San Salvador, El Salvador, organizada por Proyecto Inmigrante en el Norte de Texas, (PI);  y la Universidad Evangélica de El Salvador, (UES); y como resultado de ello se emitieron una serie de declaraciones que servirán como guía para la construcción de esta agenda multinacional.

Pero llegar a este punto implicó una serie de debates, mesas de trabajo, así como propuestas que fueron debidamente analizadas para quedar plasmadas en dicho documento.

La jornada de trabajo fue intensa, aquí algunas de las opiniones vertidas por académicos, funcionarios gubernamentales, religiosos y sociedad civil organizada.

Douglas Interiano, director de PI señaló que, “por años la migración, en cualquiera de sus formas ha sido parte de la historia de la humanidad, donde la idea romántica abrazada es la de búsqueda por una mejor calidad de vida, Sin embargo; el proceso para la obtención de esta se ve plagado por una serie de circunstancias donde la violencia, abuso de autoridad, violación de derechos humanos y en ocasiones la pérdida de vidas, se convierten en una constante con la que hay que lidiar para lograr su cometido.

 

Dijo además que, “la movilidad de las personas va más allá de un problema de ubicación geográfica, violación de leyes migratorias y derechos humanos; es un fenómeno que traen aparejados elementos culturales, educativos, costumbres, tradiciones y aportaciones económicas que benefician de manera directa e indirecta”.

Emma Muñoz, vocera de la UES, explicó que de esta cumbre esperaría un punto en común con la finalidad de lograr acuerdos que puedan ser bastante significativos para la temática de migración; visibilizar a los involucrados en esta temática pero también darles un rostro humano y con un enfoque en el que la migración sea ordenada, segura y con respeto a los derechos humanos”.

Preguntada sobre la aportación de la UES hacia esta cumbre, Muñoz aseguró que esa institución está de puertas abiertas para escuchar, aprender y aportar desde su propio espacio el esfuerzo necesario para contribuir en la construcción de una solución.

Christian Zlolnski, académico de la Universidad de Austin, en Texas,  la migración, sobre todo la de profesionistas es un problema muy complejo; “en muchas ocasiones los migrantes que han tenido un nivel de educación  y por no tener todas las oportunidades  se van en busca de una,  y es lo que llamamos el efecto de fuga de cerebros, pero eso es solamente parte de la problemática,  lo que estamos viendo es la pérdida de vidas humanas de la gente que está saliendo y en trayecto a su paso por México, pierden la vida”.

Para este estudioso de la migración, “no hacer nada ya no es una opción, hace falta corresponsabilidad y compromiso para evitar más muertes de migrantes”, señaló.

Mara Joseli, Queiroz Vaghn, de origen brasileña, nacionalizada norteamericana y una de los ocho embajadores del Departamento de Ciudadanía de los Estados Unidos, (USCIS), por sus siglas al inglés, reconoció que al interior de Estados Unidos se está lidiando con una crisis migratoria global.

“Tenemos crisis de medio ambiente, política, etc., que causa esta inmigración no inesperada; Estados Unidos está intentando luchar de dentro para afuera, es decir controlar la inmigración de la fronteras, a lidiar con los nuevos inmigrantes documentados o indocumentados refugiados, etc., en el país lo que vemos es que necesitamos de una perspectiva diferente, quizás de una  externa que empiece de donde vienen de sus países  y dirigirse a las causas y no combatir las consecuencias de esta inmigración promover políticas  económicas de esos países, desarrollar los recursos  de los demás,  asistir a sus líderes, principalmente religiosos y comunitarios”, explicó.

Desde el ámbito religisoso, Albano Tayengo, nacido en Angola y pastor principal en Oak Haven UMC en Irving, Texas señaló que: “en la inmigración actual tantas conmociones y movimientos no es una situación fácil para ningún gobierno por lo que la iglesia hace su parte al ayudar en este apartado con las propias comunidades”.

Alonso Hernández, del Colegio Frontera Norte, (Colef), el escenario en la frontera norte es uno de crisis; “tenemos ya varios años con una crisis migratoria con todas sus palabras que se agudiza a ambos lados de México y que se agudiza a la llegada de más migrantes, sin embargo  al norte del país estamos más superitados a las políticas migratorias implementadas por Estados Unidos  como el Protocolo  de Atención a Migrantes, después con el Título 42,  y que se traducen  en expulsiones masivas que provienen de la Unión Americana y que son devueltas a México a esperar o son expulsadas a nuestro país y esto es  un reto muy importante para las instituciones públicas pues  lo que representa tener a miles de personas además porque de fondo no hay un interés genuino por atender desde una perspectiva verdaderamente humanitaria   con un enfoque de protección a estas poblaciones  y entonces tenemos un escenario de mucha vulnerabilidad, riesgo para estas personas  que no la están pasando bien”.

 

Por Luis Ángel Galván Peimberth

Enviado Especial/San Salvador

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