Para muchos, la migración se traduce en dos conceptos: invasión y remesas.

Si, invasión y el claro ejemplo de ello es el flujo migratorio indocumentado que traviesa el país y que no hay poder humano que lo contenga; es mas fuerte la necesidad por salir huyendo de sus lugares de origen debido a la violencia y el hambre, que quedar a merced del crimen organizado y vivir en la pobreza extrema.

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La movilidad humana ha estado presente desde el principio de los tiempos; atender sus efectos y consecuencias ha sido una tarea que no todos están dispuestos a afrontar.

Buscar opciones en otro país implica abandonar sus familias, pertenencias, así como las historias que han construido en sus comunidades de origen.  En el proceso, quienes lo hacen,  son señalados como  invasores al ingresar a un país que no es el suyo, pues no han sido invitados.

En los últimos 5 años, México ha sido el blanco principal del flujo migratorio indocumentado de miles de transmigrantes que buscan llegar a los Estados Unidos sin importar el costo de ello.

 Hace unos días Durango fue el escenario del paso de extranjeros que en su intento por llegar a la frontera fueron presa de la delincuencia organizada y del abuso de las autoridades locales.

Las dependencias involucradas guardaron silencio total, mientras los migrantes que partieron de Gómez Palacio hacia el norte, ya en la frontera pudieron denunciar lo sucedido.

 Mientras tanto, la vigencia del título 42 terminará, y con ello se incrementará el número de personas que pretendan ingresar a los Estados Unidos de manera indocumentada.

Por otra parte, El lado amable de la migración son los beneficios económicos que de ello se derivan; es decir de las remesas, y donde sin pretender adivinar el monto para el cierre de este 2022 estaría cerca de los 60 mil millones de dólares.

Pero, ¿qué trato reciben los migrantes?

Diariamente se reportan abusos por parte de las autoridades, así como aseguramientos disfrazados de rescate.

A nivel local, el congreso tiene una asignación que se desdibuja cada vez más, una comisión que no sesiona y que está más concentrada en definir espacios políticos que en atender este asunto.

Los discursos para celebrar a los migrantes no son sustanciosos, y la credibilidad es poco sostenible. Se escribe otra historia, con personajes diferentes, pero con un final muy predecible. 

Por Luis Ángel Galván Peimberth

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