Finalmente, y después de una larga espera la representación del gobierno de Durango definió al titular de la Dirección de Atención a los Migrantes duranguenses.

El lastre que esta oficina carga es muy pesado, y de esto el anterior responsable tuvo mucho que ver en su construcción; es decir el trabajo que debió de haberse enfocado para lograr una consolidación del esfuerzo de los duranguenses en el extranjero se  limitó solo en dividir aún más a las comunidades de migrantes quienes hoy solo ven en esta dependencia la repetición de una historia en donde el pagano es el propio migrante

Las prioridades a atender pasaron a un segundo plano, se dejaron fuera las necesidades reales de quienes veían en principio una solución para dar respuesta a las demandas sentidas de los connacionales.

Lo salvable o rescatable que pudo ser es el llamado programa estrella Abrazando Almas y del que hoy la nueva dirección se pretende asir y con ello tratar de construir una nueva relación que en mucho requiere de sanar heridas y de hacer nuevas propuestas y no repetir viejos esquemas que solo logran viciar y generar mas obstáculos a los que ya de por sí existen.

A esto hay que sumarle el recorte presupuestal y que fue lo que dio origen a la degradación del instituto convirtiéndolo en una dirección que estará subordinada y con menor presupuesto.

Migrantes ven lejana la oficina, sin rostro, no hay una identificación plena ni tampoco afinidad entre las necesidades y los servicios que se buscan otorgar.

La visual política nubla una realidad que ahí está pero que no es aceptada, pasa el tiempo y el mensaje no es comprendido, inicia el ciclo de nuevo y comienza el aprendizaje desde cero.

Por Luis Ángel Galván Peimberth

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