Migrantes mexicanos fallecidos, factura que no se quiere endosar México
El hallazgo de 53 migrantes muertos por asfixia en San Antonio Texas el pasado 28 de junio, en principio es toda una tragedia, situación que se repite diariamente en cuaquier parte de la frontera de México con Estados Unidos aunque en menor escala y esto lo prueban los reportes y estadísticas que las autoridades mexicanas y estadounidenses, así como las organizaciones no gubernamentales y grupos de búsqueda y rescate dan a conocer con los hallazgos de personas o sus restos a lo largo de los más de tres mil doscientos kilómetros que México tiene de frontera con los Estados Unidos.
La grotesca escena de un caja seca con los cuerpos de los migrantes va más allá del sacrificio que cada uno de ellos hizo en aras de una mejor oportunidad de vida para sus familias; habla de la falta de capacidad de los gobiernos expulsores de migrantes por no tener estrategias y políticas públicas adecuadas para atenuar el flujo migratorio indocumentado.
Para nuestro país, además de un luto nacional por la muerte de 27 connacionales y que hasta el momento son los que han sido identificados por su nacionalidad, es también un sinónimo de vergüenza para el propio gobierno en sus distintos niveles pues de hace muchos años implícitamente ha basado su economía en el envío de remesas de sus migrantes a sus comunidades de origen sin que haya un mínima reciprocidad a cambio.
Es más sencillo aplaudir y darles una palmada, un abrazo y hasta llamarlos héroes por su aportación económica al país que construir oportunidades que atenuen la migración.
Diariamente fallecen mexicanas y mexicanos en su intento por cruzar la frontera, solo que estos no son publicitados como lo ocurrido a inicios de esta semana.
Hoy las aportaciones de los migrantes, los que lograron en su momento alcanzar su meta y construir su sueño americano han elevado la calidad de vida de sus regiones, e indirectamente el bolsillo de muchos políticos que en su momento abanderando las causas de programas de infraestructura se adjudicaron obras y recursos para sus propios bolsillos con el pretexto de que gracias a su intervención los migrantes podrían invertir para lograr obras de infraestructura en sus comunidades.
Durango por muchos años ha exportado mano de obra hacia el extranjero, ya sea documentada o no, y aunque no está colocado como uno de los principales expulsores de migrantes si es el que menos atención brinda comenzando con el desinterés del propio congreso, pasando por las autoridades involucradas el este rubro.
Mientras no exista una mejor estrategia para disminuir el flujo migratorio indocumentado las necesidades de las personas estarán muy por encima del sentido común y de los “no deberían”, pues el hambre, la falta de oportunidades así como la violencia en este país seguirán cobrando facturas muy altas.
Y para rematar el panorama migratorio, en esta misma semana se da la cancelación definitiva del Protocolo de Protección a Migrantes por parte de la Suprema Corte de los Estados Unidos, lo que da una esperanza para las más de 70 mil personas que esperan una audiencia ante un juez federal de inmigración y tratar de obtener el asilo en ese país; pero también abre la puerta para el incremento del flujo migratorio indocumentado a través de México, lo que obligará al gobienro mexicano a cambiar su estrategia de contención y violencia por otra que le reditúe mayores bonos políticos sin dejar de respetar los derechos humanos de los migrantes.
Por Luis Ángel Galván Peimberth
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