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La decisión del Tribunal de 5 votos  contra 4 en favor de los beneficiarios del DACA dio un respiro para los más de 649 mil jóvenes inscritos en ese programa.

Hoy la perspectiva es otra.

Irene Martínez, originaria de la ciudad de Durango, desde pequeña fue llevada a los Estados Unidos; ahí  estudió y se desarrolló como una joven estudiante más.

Cuando el gobierno federal ofertó este alivio migratorio, ella al igual que miles de jóvenes se sumó al programa. Esta es la cuarta ocasión que renueva su permiso para continuar con esta protección temporal.

El programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés) es una iniciativa firmada por  el entonces presidente de Estados Unidos  Barack Obama en junio de 2012 como una orden ejecutiva.

En aquel entonces poco más de 2 millones de jóvenes habrían sido beneficiados por ello.

“He estado al pendiente de lo que sucede, y esta mañana cuando me levanté me di cuenta de la decisión de la Suprema Corte y sentí un gran alivio pues vives pensando que algo pueda pasar y que se te acabe esta protección federal”.

Este triunfo, aclaró Irene es momentáneo, pues nada asegura que Donald John Trump, actual presidente de ese país no vuelva a intentar frenarlo.

Irene se graduó de antropóloga, vive con su madre en Houston Texas.

“Es como un descanso, no se va a cortar ni va seguir con el plan de Trump, entonces  se va a seguir haciendo nuevos casos y renovando otros”.

Martínez explicó que la gran mayoría de los beneficiarios están en Houston y San Antonio.

“Todos estamos somos ciudadanos de bien; creo que el otro 10 o 20 por ciento está estudiando es una cosa gigante y no creo que nos dejen ir así, a final  de cuenta hay muchos médicos que están trabajando en lo de la pandemia, es decir están en la línea de combate defendiendo la salud de mucha gente”.

Una dreamer con expectativas de cambio.

Yecenia Cisneros, también duranguense  y residente de Phoenix, Arizona llegó a los Estados Unidos en el 2004 a la edad de 16 años e  ingresó a la escuela en el décimo grado  y también formó parte de la actividad económica de ese país.

Pasado el tiempo se dio la oportunidad de inscribirse en el DACA, pero no fue sino hasta mayo  del 2018 cuando finalmente se sumó al programa de acción diferida.

“Al principio la mayor dificultad fue el lenguaje, conocer nueva gente y nuevas costumbres”.

Yecenia explicó que “la primera vez que me inscribí me rechazaron, tuve que esperar un año  así que apliqué y me aceptaron;  acabo de renovar  mi permiso; la verdad ha sido un alivio para mí, aunque hay sus limitantes”.

Previo al comienzo de la crisis sanitaria en ese país, esta joven duranguense abrió un salón de belleza, pero las medidas sanitarias la obligaron a cerrar.

Hoy la situación económica es muy complicada para ella y su menor hija, sin embargo Yecenia resalta el lado positivo del DACA.

“Para comenzar tienes una identificación,  yo manejo mucho y el que te pare un policía y te pida una (identificación),  y si no la traes el oficial puede hablarle a Migración y que esto te pase en un estado que es muy racista significa un gran riesgo”.

Dijo además que de momento trabaja en un body shop, o taller de enderezado y pintura ayudando con el trabajo administrativo.

Yecenia hoy con el DACA  tiene una nueva perspectiva, “aunque tenemos limitantes como el solo recibir medias becas porque no eres ciudadana te deja fuera de otros beneficios sin embargo también te da la tranquilidad de saber que puedes hacer algo más”.

Dijo que retomaría sus estudios, mientras tanto habría que esperar a que pasen los  efectos de la pandemia y reabrir su salón de belleza como un medio para ingresar dinero a la casa.

Yazmín Cisneros  es también de Durango  y  beneficiaria del DACA.

Ella llegó a Estados Unidos en el 2004, pero  se inscribió al Daca hasta el 2013;  no buscaba precisamente alcanzar el sueño americano, pero las cosas se dieron y ella al igual que su hermana Yesenia y sus padres definieron quedarse a residir en los Estados Unidos.

Poco después se enteró del programa y buscó ingresar a él.

 “las primeras veces tuve que pagar abogados para que me llenaran los papeles y poder renovar mi permiso”.

Para Yazmín, el permiso otorgado por el  DACA es una seguridad social temporal, de empleo y migratoria.

“Al solicitar empleo los patrones ingresan en el E-Verify y revisan si estás con documentos en regla, y gracias al DACA puedo continuar con un estatus sin problemas”.

 Y aunque ya ha vivido casi la mitad de su vida en ese país, los recuerdos de Durango siempre están presentes. “Todos los días digo que ya me quiero regres

Dreamers, el voto que puede cambiar el rumbo

Ramiro Luna,  originario de San Nicolás de los Garza, Nuevo León y activista comunitario en la ciudad de Dallas   aseguró que el resultado de la Suprema Corte es un alivio muy grande; “estamos en un tiempo de celebración pero también de lucha y esta tiene que ser para que el congreso tome acción el DACA nunca fue una solución solo fue un paliativo, si somos sinceros y queremos actuar con estrategia entonces debemos de avanzar porque no queremos tener de nuevo a un Trump los próximos 4 años”.





Luna señaló que la reforma migratoria es en parte responsabilidad de  los recipientes del DACA por varias razones: “un gran porcentaje de la población de los dreamers es mexicana entonces el voto tiene que venir de ellos y de sus familias”.

Dejó en claro que los esfuerzos en este momento deben estar enfocados en evitarla reelección de Trump para no tener los próximos 4 años con leyes antiinmigrantes.

De acuerdo al Centro para EL Progreso Americano, ( Center for American Progress),  después de siete meses de deliberación, la Corte Suprema de los Estados Unidos ratificó  las decisiones de varios tribunales inferiores que impiden que la administración Trump ponga fin al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

Este fallo significa un gran alivio  para casi 650.000 beneficiarios de DACA, que son padres de más de 250.000 niños ciudadanos estadounidenses, así como para sus familias, compañeros de trabajo, amigos y compañeros de clase en todo el país. Más de 200.000 beneficiarios de DACA hoy son trabajadores de infraestructura crítica en la primera línea de batalla del país contra el coronavirus, con un estimado de 29.000 sirviendo como trabajadores de la salud. DACA no sólo es una buena política y un ejercicio legal de discreción, sino que también es consistente con la creencia firme de la mayoría de los estadounidenses de que los Soñadores deberían tener un camino hacia la ciudadanía.

Por Luis Ángel Galván

enlacemagazine@hotmail.com

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