Sueño de migrante muere al cruzar la frontera

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Adolfo Alejandro Reza Castro, oriundo del poblado El Pasaje, localizado en el municipio de Cuencamé, Durango, tenía en mente un destino: El Norte de Texas.

El cruce de la frontera lo tenía planeado por la vía del poblado de Reynosa Díaz, a nueve kilómetros del Río Bravo.

Con Adolfo iba también Rafael Rojas, oriundo  de ese lugar, así como también 9 personas más de Centroamérica,  incluidos quienes les ayudarían a cruzar la frontera. El costo acordado  a pagar desde Reynosa Díaz  hasta su destino final en la ciudad de Dallas, Texas  era de 5 mil dólares por cada uno.

“Cruzamos el río en lancha,  y ya estábamos del otro lado  en  tierra pero divisamos a los motociclistas de la patrulla  fronteriza y nos regresamos al río;  al intentar cruzar   ya no pudimos avanzar y Alejandro  no se podía mover, se sentía mal y yo también”, y agregó, “fuimos rescatados en una lancha de la patrulla fronteriza  y de lo poco que me di cuenta es que Alejandro se sentía muy  mal, pero si podía hablar”, narró Rojas.

Rojas dijo tener conocimiento de que ambos fueron trasladados a McAllen Medical Center, un hospital donde fueron atendidos.

“Estábamos separados, yo preguntaba por él y lo único que me dijeron es que Alejandro estaba bien”, dijo Rojas. Pero agregó que no fue sino hasta el sábado 22 de junio a la 1:40 p.m. cuando un funcionario del Consulado de México en McAllen le notificó que su compañero había muerto.

Karla Selene Rivas Murillo, esposa de Reza Castro, fue notificada ese día por la mañana de su grave estado. Reza Castro falleció el 22 de junio, según consta en el certificado de defunción emitido por el hospital que lo atendió, así como el permiso de traslado del cuerpo hasta El Pasaje.

Rivas Murillo, originaria también de El Pasaje, había conocido hace ocho años a Adolfo cuando éste regresó de Miami; a partir de ahí la amistad que naciera entre ambos se convirtió en un compromiso para toda la vida que se tradujo en un hijo que hoy tiene siete años y otro del cual se encuentra embarazada.

“Él ya no supo que esperábamos otro hijo, me siento muy triste porque no sé qué voy a hacer, mi niño pregunta todos los días por él y no sé qué decirle, es frustrante”.

Cada día, dijo Rivas Murillo es un martirio: “Es desesperante lo que sucede, Adolfo era mi todo y también la alegría de mi hijo David, pues con él jugaba y hacía las tareas; hoy no sé qué pasará”.

ODISEA TRÁGICA

Reza Castro ya había estado antes en los Estados Unidos desde los 18 años; ésta era la séptima vez que intentaría cruzar, y la cuarta que había sido detenido.

Previo a esta última salida, Reza Castro había estado detenido por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos por espacio de cinco meses en un centro del sur de Texas por haber tratado de ingresar de manera indocumentada.

Esta vez su intento sería después de seis años, pues la situación económica en su comunidad había sido muy complicada y no había más opciones. Cultivar el campo o realizar alguna actividad no eran redituables; no para él y su familia, dijo su esposa. Su meta era Dallas, pero de ahí, aseguró Karla, se trasladaría a Miami, Florida.

“Él trabajaba principalmente en la construcción, y viajaba a todos lados construyendo casas”, explicó. El día que se fue, dijo entre sollozos Karla Selene, “me aseguró que la situación cambiaría pues él iba a trabajar muy duro para que nos fuera mejor, pero esto no sucederá porque Adolfo ya no está aquí, no más”.

Ella acudió a las oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en Durango para solicitar un informe completo al Consulado de México en McAllen, así como el expediente médico completo y en su caso el resultado de la autopsia.

Según la SRE en su página informan que en lo que va del 2019 han fallecido 166 mexicanos en su intento de cruce a los Estados Unidos.

EN BUSCA DE RESPUESTAS

Rivas Murillo había manifestado su desconcierto por el proceder del Consulado de México y la ausencia o falta de información relacionada con la muerte de su esposo, así como la falta de respuesta de las autoridades tanto en el exterior como en México.

Agregó que fue mucha su insistencia vía telefónica con el funcionario consular para saber más de su esposo, que dijo haber recibido el ofrecimiento de un permiso humanitario.

Se solicitó información al Instituto de Atención y Protección al Migrante Duranguense y su Familia vía telefónica y personal, pero el titular  no respondió a ello.

Mónica Rodríguez Arredondo, delegada de la SRE, en Durango, dijo tener el registro de la muerte de Alejandro, sin embargo señaló que la delegación en Torreón, Coahuila tenía información del caso.

A la delegación de Coahuila se le solicitó información vía electrónica y por teléfono, y dijeron haber conocido del caso debido a la cercanía, pero no estaban autorizados para hablar sobre ello. En oficinas centrales de la SRE en México se solicitó información vía electrónica y telefónica, y sólo se limitaron a decir que esto correspondía al Consulado de México en McAllen, además de que la Ley de Protección de Datos Personales les impedía aportar dicha información.

Manuel Escobar Quiroz, cónsul de protección a mexicanos del Consulado de México en McAllen, explicó que ellos siguen los protocolos establecidos para estos casos, y que por la Ley de Datos Personales tenían prohibido proporcionar información que violara dicha ley.

Sin embargo, de manera general, el funcionario consular explicó el procedimiento: “Lo primero es localizar a los familiares; segundo, nosotros podemos tramitar un permiso humanitario ante las autoridades migratorias norteamericanas y, tercero y más importante es el traslado, desgraciadamente en el hospital ya no le pudieron salvar la vida”.

Subrayó que los familiares son los encargados de tomar las decisiones sobre la salud del inmigrante.

“Nosotros no tomamos esas decisiones, eso se los dejamos a las familias, pero si coadyuvamos en la localización de sus familiares y afortunadamente en este caso lo pudimos hacer, y por más duro que parezca, nosotros estamos obligados a decirles lo que pasó, y desgraciadamente no es el único caso”.

En lo que corresponde a Alejandro, Escobar Quiroz especificó que “lo único que sí le puedo decir es que se hizo todo lo posible por salvarle la vida a Alejandro”.

Rivas Murillo dijo que pedirá a la SRE y al Instituto de Atención a Migrantes de Durango que se lleve a cabo una investigación para esclarecer los hechos.

“Lo raro es que el trámite fue tan rápido que en menos de una semana ya tenía a mi esposo aquí, y jamás me entregaron el resultado de la autopsia”.

Por Luis Ángel Galván Peimberth

enlacemagazine@hotmail.com

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