México alimenta su propia crisis migratoria
La crisis migratoria que ahora se vive en México está alimentada por diversos intereses, donde muchos de ellos irónicamente emanan del interior.
Pobreza, corrupción, abuso y violación de derechos a transmigrantes son tan sólo algunos de los que hacen fila para agregarse, sin dejar fuera a los de casa.
Lo que al otro lado del Río Bravo sucede, aquí es replicado; sólo que con un sello muy personal comenzando con la calidad en la atención de los albergues, la dilación en la emisión de permisos a solicitantes extranjeros indocumentados; sin olvidar por supuesto la cuadrada idea de que todo migrante en situación irregular deberá ser detenido a toda costa y sin miramientos.
La barrera física que divide parte de la frontera entre México y los Estados Unidos, al tiempo quedará en segundo plano, pues hoy por hoy nuestro país la ha suplido con su nueva política migratoria y su excesivo interés por cumplir a los deseos de la administración de Donald John Trump para ser merecedor de los favores económicos prometidos.
Pero con todo y eso, las detenciones en la frontera sur del vecino se han incrementado, al cierre de julio según El Departamento de Aduanas y Seguridad Fronteriza son ya 760 mil 370 personas; y por lo que respecta a México a junio el instituto nacional de migración reporta 108 mil 503 extranjeros detenidos
Y aunque las estadísticas son frías, cada dígito es una historia que quizás jamás será contada.
De enero a julio son 166 los mexicanos fallecidos en intento de cruce; 4 de ellos eran duranguenses que murieron ahogados al pretender cruzar el Río Bravo.
Sus historias no son parte del interés colectivo y menos de las autoridades locales pues así ya lo demostraron al desconocer lo sucedido a Adolfo Alejandro Reza Castro, originario de El Pasaje, Cuencamé Durango.
No basta con hablar de logros en atención, pues hacer oídos sordos a las verdaderas necesidades solo agrandará la bola de nieve que con el tiempo será difícil de detener.
La migración indocumentada es un negocio perfecto, ningún gobierno invierte, por el contrario, se construyen estrategias para atraer pero no hay una retribución al migrante por el esfuerzo realizado, se limita su participación y se le aplaza el derecho a elegir a sus representantes.
Hoy la crisis económica que vive el país en parte ha sido contenida por ellos y sus aportaciones, en contraste no hay una mínima respuesta a ello, ni siquiera en papel y menos en el discurso.
Por Luis Ángel Galván Peimberth
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