Director del Instituto de Atención al Migrante Duranguense, sin respeto por la prensa

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Fotografía (Carlos Yescas Alvarado)

-Corrió al reportero de este medio de su oficina, negándose a dar información.

DURANGO, DGO-En un acto grosero, Luis Ernesto  García Barrón, director del Instituto de Atención y Protección al Migrante Duranguense y sus Familias del Gobierno del Estado de Durango, corrió de su oficina a este reportero, cuando buscaba una entrevista sobre varios temas de interés para la comunidad de migrantes; sin embargo, no se pudo concretar, como ya ha ocurrido en otras ocasiones en que se ha intentado hablar con él.

                                                                      HECHOS

                Antes de que pudiera sentarme, dijo que a mí y a este medio, Enlace, no les daría réplica de nada, ni entrevista, y luego con la mano señaló la puerta de su oficina, para rematar con un nada elegante “llégale”. Si bien es cierto, así como en mi labor tengo todo el derecho a preguntar, los entrevistados lo tienen a negarse a contestar, sin embargo, aquí hay dos cuestiones: se trata de un servidor público (o al menos eso es lo que dice su nombramiento) y también hay formas para hacerlo, ya que de mi parte nunca me he dirigido a esta persona de una forma irrespetuosa, ni me he metido en asuntos que no tengan que ver con el funcionamiento de la dependencia a su cargo, que dicho sea de paso, cotidianamente tiene señalamientos en contra, de parte de las comunidades de duranguenses en los Estados Unidos así como de las de origen, que son a quienes debería atender primordialmente.

                Nada de lo que se haya dicho a través de este medio es por una ocurrencia, sino que son señalamientos que, repito, las propias comunidades han manifestado, pues son nueve años en los que Enlace se ha enfocado en temas migratorios y por lo mismo, se mantiene en contacto permanente con los connacionales duranguenses.

                Para evitar otras situaciones, pues la actitud de molestia de García Barrón evidenciaba que no habría posibilidad de dialogar acerca de la situación, decidí abandonar la oficina.

                Más allá de que esto sea un atentado contra la libertad de expresión, evidencia la creencia absurda de algunos funcionarios, de que el trabajo del reportero es una cuestión personal, cuando nos enfocamos al trabajo (o a la falta de este) en las fuentes que cubrimos, y por supuesto, también deja de manifiesto lo acostumbrados que están algunos a “preguntas cómodas” o a hablar solamente del tema que ellos quieren, y cuando se toca algún punto incómodo, surge la molestia, y como en este caso, el trato despectivo que se puede llegar a tener a pesar de su posición como funcionarios públicos.

                Luego de esta penosa situación, al menos para este reportero, pues seguramente el director estará pensando que hizo “lo correcto”, o tal vez, hasta burlándose de su manera de correrme, me queda la duda: ¿así como le da este trato a la prensa que no le agrada, que no le es cómoda, así trata también a quienes se acercan a pedir apoyo a la institución que representa, porque no son sus amigos, porque no le caen bien o porque no le sirven de la manera y para lo que él quiere?

 Ahí dejamos esa pregunta, que muchas veces ya las comunidades de migrantes han contestado, y se ha hecho caso omiso. Tal vez ya es buen momento de que el gobernador del estado volteé a ver esta dirección y tome las medidas pertinentes, obviamente con las formas adecuadas, y no solamente le digan “llégale”.

Por Carlos Yescas Alvarado

Especial/Enlace magazine

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