Menores enfrentan riesgos al trabajar en las calles
DURANGO, Dgo.-Para Eduardo, Joaquín y Ángel de 12, 11 y 10 años respectivamente, el cambio de luz en el semáforo del crucero va más allá de una simple regla de vialidad: significa la oportunidad de lograr un ingreso de dinero realizando acrobacias en las calles de la ciudad.
“Trabajamos cuando prende el rojo, dura poquito, nos apuramos para alcanzar a que nos den dinero”, explicó Ángel, quien junto a sus hermanos pasa varias horas en el crucero que forman las calles Negrete y José Gutiérrez Osornio.

Estos 3 menores son originarios del Mezquital, ubicado a 159 kilómetros de la ciudad de Durango y viven con su abuelita en la Casa del Indígena de Santa María de Ocotán, ubicada en calle Alberto Terrones.
“A veces hacemos marometas, o también lavamos carros, nos dan 50 o 25. Aquí en el semáforo juntamos hasta 150 en la noche cada uno”, dijo Eduardo.
Pero ellos no son los únicos menores de edad que laboran en cruceros, hay más como ellos y que además engrosan las estadísticas del trabajo infantil.
De acuerdo a cifras otorgadas por Israel Soto Peña, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en Durango, (STyPS), hasta el 2019 eran 47 mil los niños que realizaban una labor.
Soto Peña reconoció que en el 2020, en el marco de la pandemia por Covid-19 y la crisis económica derivada de la misma, el número seguramente se incrementó.

“Obviamente el 2020 es un año complejo en este sentido, y ante problemas de desempleo, desocupación, que se dieron en función a la pandemia, nos va a afectar obviamente en los números, lo cual lo vemos a veces a simple vista en cruceros, gente de otros estados, situaciones de esta naturaleza. También los niños que no están asistiendo presencialmente a clases. Se da una serie de situaciones multifactorial, problemas económicos en los hogares y eso provoca que los menores tiendan a salir a buscar el sustento o a apoyar a la economía familiar”, explicó el funcionario.
Dijo además que según las últimas cifras, Durango ocupa el lugar 17 en el tablero nacional respecto al trabajo infantil.
Soto Peña reconoció que la presencia de niños en cruceros no es propia de duranguenses, pues tienen detectado y documentado como un fenómeno social el que familias de otros municipios y estados lleguen para trabajar de esta manera.
Por su parte, Sandra Eugenia Corral Quiroga, directora del Sistema Municipal de Desarrollo Integral de la Familia en Durango explicó que a finales del 2020 se tuvo un fenómeno en el cual llegaron a la capital duranguense familias de Chihuahua, Chiapas, Estado de México y Oaxaca, “las tenemos ahorita todavía, no se han ido, son la mayoría de los niños que están en este momento en cruceros”.
Explicó que se trata de aproximadamente ocho familias que llegaron de la sierra tarahumara de Chihuahua, son entre 20 y 25 las foráneas que permanecen en Durango.
La funcionaria municipal dijo que en la temporada navideña el trabajo infantil se incrementa, pues quienes envían a los pequeños a las calles saben que las familias en general tienen un poco más de dinero, lo que facilita que reúnan más los menores.

“El trabajo de niños en calle ha sido un problema constante que no hemos podido erradicar. Hay momentos en los que logramos disminuirlo, con los operativos que se hacen. (…) lo que tratamos es de concientizar a los padres del gravísimo daño que hacen o en que ponen a sus hijos en el riesgo que algo suceda cuando los sacan a la calle a trabajar”.
Pero, dijo, no es fácil, incluso pese a los apercibimientos para que acepten y entiendan el grado de irresponsabilidad en el que incurren por omisión de cuidados sacando a sus niños a la calle.
Corral Quiroga precisó que tras la negatividad, se intenta ahora contactar a los DIF de esos estados para que se hagan responsables de la gente que llegó a Durango.
“Es un problema grave, necesitamos la corresponsabilidad de la sociedad para no darles dinero. Los niños son un instrumento, si usted le da al niño no sabe si realmente se lo van a quitar, quién lo está manejando, a dónde va ese dinero”.
Otra problemática, señaló la funcionaria municipal, es la de los menores de otros municipios, en particular los que están alojados en el albergue de la calle Alberto Terrones.
“Es gravísimo, por ejemplo en el caso del Tecno, la gente viene a una velocidad mucho más alta, los niños hacen malabares en las esquinas, y pudieran provocar un accidente”.
Para Eduardo, Joaquín y Ángel, el tráfico no es un problema, “pasan muchos carros, no pasa nada. Corremos”.

Preguntado sobre estos menores originarios del Mezquital, José Oswaldo Santillán Gómez alcalde de esa municipalidad, reconoció que se trata de gente con mucha necesidad.
“Desafortunadamente las condiciones son difíciles, y hay gente que busca por su propia cuenta cómo salir adelante (…) se vienen las familias, por ejemplo en Canatlán hay albergues cuando la temporada de la manzana, gente que trabaja para Zacatecas en el chile, en el campo. Hay quienes se van a Nayarit también, a trabajar en la costa. Se van muchos indígenas contratados en Estados Unidos, gracias a ello vuelven con sus ahorros”.
Según el DIF Municipal se estima que son 25 niños los que actualmente están en calle. Son 97 dentro del programa “Juntos por la Niñez”, y 14 reincidentes.
Dentro de la estrategia se les otorga a través de un padrino una beca de 450 pesos mensuales, más un apoyo alimentario para la familia, bajo la petición que no vuelvan a sacar a los pequeños a la calle para el trabajo infantil.
Eduardo dice que quisiera, al tener más años, trabajar en la Marina, Mientras que Ángel y Joaquín dicen que quieren seguir “jugando” ahí, en el crucero. Sus padres, mientras tanto están en Mezquital.
María Cruz Saldaña Gurrola
Especial/Enlace magazine