Parejas homosexuales no están pecado, siempre y cuando no tengan relaciones: sacerdote
Fotografía (Carlos Yescas Alvarado)
-Cuando se pretende transformar a la familia, que tenga otro objetivo, es dañar al mundo, dice.
DURANGO, DGO.-Actualmente se vive una etapa de muchos cambios, en los que todos deberían estar involucrados en proteger a la familia, ya que de ahí nace la sociedad, manifestó el sacerdote Héctor Frías, quien señaló que cuando se pretende cambiar los objetivos de la familia, cuando no se está dentro de los valores familiares para formar nuevos ciudadanos, esto genera un daño a la sociedad, a la iglesia y al mundo.
Al preguntarle si dentro de esta concepción se incluye a las familias homosexuales, manifestó, “ahora la familia tiene una diversidad de formas, y son realidades que no podemos nosotros negar; existe una diversidad muy gran de familias y nuestra labor está encaminada hacia fortalecer la familia con los principios cristianos. Nosotros tenemos como base nuestra doctrina que es Jesucristo, y nosotros vamos evangelizando y vamos proponiendo los valores que nacen del evangelio”.
En este sentido, se le consultó al sacerdote si de acuerdo a su evangelio y su doctrina, las parejas homosexuales se encontrarían en una condición de “pecado”, a lo que comentó, “en realidad, la vida de una persona que decide vivir con otra del mismo sexo, no podemos nosotros tacharla de pecado, porque estaríamos nosotros hablando o juzgando desde fuera, sin conocer realmente lo que pasa dentro de la familia. Lo que para nosotros sería considerado pecado serían los actos homosexuales, no la vida homosexual. Una cosa es la persona que tiene su tendencia y su pensamiento, y que puede tener su opción, pero en realidad, ya hablando del acto homosexual, entonces sí estamos hablando de ir, no en contra, pero no escuchando el valor evangélico, que es el de la procreación”.
Reconoció que se trata de un tema muy complicado, porque no se puede generalizar ni condenar, sino que se tiene que considerar a cada persona, cada pensamiento, cada conciencia y cada relación que establezcan.
Por Carlos Yescas Alvarado
Especial/Enlace magazine