Doña Aleja, símbolo de sabor y tradición en Nombre de Dios
Fotografía (Archivo Viajeros)
DURANGO, DGO.-Alejandrina González Serrano nació en 1930, y desde los 6 años se quedó huérfana, por lo que rápidamente aprendió a valerse por sí misma, y ella comentaba que “solita” aprendió a guisar y a hacer gorditas, lo que marcaría el rumbo que tomaría su vida, hasta hoy, en que falleció, luego de llenar de sabor a varias generaciones, y de ser parte fundamental del crecimiento de Nombre de Dios, que es un pueblo mágico reconocido justamente por las gorditas, en la cuestión gastronómica.
“Solita me enseñé a trabajar, a navegarme a mí misma”, señalaba, y desde 1957 empezó con la venta de las gorditas, con sus guisos tradicionales, y en entrevista que realizamos para Viajeros, relató que hacía dos canastas pequeñas de gordas, al inicio, a mano, y por la mañana vendía menudo, tamales, buñuelos, y en la noche tacos dorados y enchiladas, pero una caída le lastimó la rodilla, así que ya no pudo seguir vendiendo en canastas por las calles, así que tuvo que establecerse, “pero la gente me siguió buscando, y la misma gente me hizo quedarme aquí”, en el lugar que luego tomaría el nombre de Doña Aleja, donde los domingos preparan hasta 20 kilos solo de chicharrón, además de los demás guisos.
De este negocio se ha sostenido por años, y también su familia, porque varios de sus miembros participan de este negocio que se han vuelto en un ícono de Nombre de Dios, a donde llegan visitantes cada fin de semana a disfrutar de esta delicia tradicional, preparada por 3 generaciones de la familia de Doña Aleja, quienes seguramente continuarán con su legado.
Toda una vida dedicada a satisfacer los paladares de locales y foráneos, y ahora una parte inolvidable de la historia del pueblo mágico de Nombre de Dios. Descanse en paz Alejandrina González Serrano, Doña Aleja.
Por Luis Ángel Galván
Especial/Enlace magazine